1 de Agosto
Hoy se van Oscar y Ana, desayunamos juntos y a las 10 cogen un taxi al aeropuerto, se van tristes, ellos dicen que es porque se les acaban las vacaciones, pero nosotros sabemos que les duele dejar nuestra compañía.
Nosotros nos recuperamos rápido de la pérdida y nos vamos a ver la ciudad prohibida. Empezamos bien hoy, es el día nosequé del ejercito, y todo esta lleno de pequeñas compañías desfilando, es muy vistoso pero tardamos en cruzar Tian'anmen como hora y media. Por fin llegamos a la entrada, si queréis una idea, hacer como nosotros, ir a la Ciudad Prohibida, a las doce del mediodía, con 40 grados y medio millón de chinos calculados a ojo, de verdad entran y sobra sitio.
Que puedo contar, impresiona, toda una lujosa ciudad entre murallas, palacios y mas palacios "Palacio de la Armonía Suprema", "De la Armonía del Centro", "De la Armonía Conservada", "De La Pureza Celestial", " De la Tranquilidad Terrestre" podría seguir horas diciendo nombres pero me lio, en serio, impresiona quizás un demasiado armonioso, pero sin duda impresionante.
Andas y andas y no se acaba nunca, lleno de paseos, plazas y jardines por todos los sitios, es curiosos de todas formas que una de las cosas que mas pensábamos entre tanta belleza de piedra, era, en como viviría el emperador con tanta concubina, cosa de hombres imagino....
Como todo viaje que se precie, en mitad de la Ciudad me encontré una vecina del curro, bueno no era lo típico de alguien de Irun, pero entre tanto chino algo es algo.
A eso de las 4 de la tarde salimos por el otro lado de la ciudad, mas por el hambre que teníamos que por no quedar cosas que ver. Decidimos ir a la ciudad Tártara a comer, que según el mapa estaba a la vuelta de la esquina y tras 50 minutos andando y 20 minutos en Taxi por fin llegamos. Comemos hígado de buey y estofado de cordero, casi tan asombrosos coma la Ciudad, y Antton después de tres horas vuelve a sonreír.
Tras un paseo de por Tian'anmen y vuelta al Hostel nos dan las 9 de la noche, estamos rotos y la suerte nos vuelve sonreír, la valkiria rubia de 26 primaveras que iba a compartir habitación con nosotros, se ha convertido en un Irlandés de 90 años, con la dentadura postiza al lado de la cama, que nos ha dejado el baño cagado.
Menos mal que tenemos mucho sueño...
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